Revista Edicion Nº4
REVISTA Nº 4: «CAMINAMOS HACIA DIOS»
LA FE Y LAS OBRAS CAMINO DE SALVACION
La voluntad salvadora universal de Dios no es que solamente algunos alcance la salvación. Puesto que Dios ama a todos los hombres entonces, Él mismo, busca las formas de llevar su amor y salvación por diferentes maneras Mt(20, 28) “ De la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por todos”.
De esta manera, la salvación esta disponible a todos los hombres de todos los tiempos aunque no hayan escuchado plenamente el evangelio, siempre y cuando hayan tratado de vivir de acuerdo a su conciencia.
En ninguna parte de la escritura dice que basta la Fe o que solamente con creer ya tenemos la salvación. De hecho nuestro señor Jesucristo dijo contundentemente: “No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo. Muchos me dirán aquel día: -¡Señor, Señor! ¿No profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Pero yo les responderé: – No los conozco. ¡Apártense de mí, malvados! Mt 7 (21, 23).
Así que se puede tener fe, hacer milagros, profetizar y decir Señor a Cristo sin embargo al final no se tendrá la salvación. Por eso es que es necesario creer y obedecer, tener fe y mostrarla con obras. Así está escrito en todas la biblias del mundo.
También el Apóstol San Pablo: nos habla de la necesidad de que junto a la fe valla la obediencia para poder ser justificado:» porque no salvara Dios a los que simplemente escuchan la ley, si no aquellos que la cumplen». (Rom 2-13).
Nuestro Señor Jesucristo, cuando explica sobre el juicio final, muy claramente señala la importancia y la necesidad de la obediencia y las obras pues dirá a todas las naciones:” Vengan a mi benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo.
Porque tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y me diste de beber; fui forastero y me recogiste; estuve desnudo y me vestiste; en la cárcel y fuiste a visitarme… Mt (25,31-46)
La salvación no es una credencial que se cuelga y se entra al cielo automáticamente al levantar la mano y decir * Tengo fe, soy salva*. No. Junto a la fe deben de ir las obras y obediencia.
San Pablo enseña en Filipenses (2, 12-13 ) que Dios obra en el creyente. Pero Dios no obra sino le permitimos. Por eso Pablo insiste que para salvarse hay que obedecer y trabajar según Dios mande. De manera que no cualquier obra es obra de fe sino solo aquellas que hacemos en obediencia a Dios movidos por el Espíritu que actúa en nosotros.
“Dios dará a cada cual según sus obras” Rom (2,6).
“No hay fe verdadera que no se manifieste en el amor, y el amor no es cristiano si no es generoso y concreto. Un amor decididamente generoso es un signo y una invitación a la fe “( Papa Francisco)
OBRAS DE MISERICORDIA
CORPORALES Y ESPIRITUALES QUE JUNTO CON LA FE NOS LLEVAN A LA SALVACION.
CORPORALES
- Visitar y cuidar a los enfermos.
- Dar de comer al hambriento.
- Dar de beber al sediento.
- Dar posada al peregrino.
- Vestir al desnudo.
- Redimir al cautivo.
- Enterrar a los muertos.
ESPIRITUALES
- Enseñar al que no sabe.
- Dar buen consejo al que lo necesita.
- Corregir al que yerra.
- Perdonar las injurias.
- Consolar al triste.
- Sufrir con paciencia los defectos de los demás
- Rogar a Dios por los vivos y difuntos.
Pongamos en práctica las enseñanzas que Jesús nos da a través del evangelio. Es deber de todo buen cristiano realizar visitar y cuidar a los enfermos: No se trata de visitas sociales, se trata de una verdadera atención a los enfermos y ancianos tanto en cuidado físico y espiritual.
El mejor ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parábola del buen samaritano, Lc. (10, 30-37).
Dar de comer al hambriento y de beber al sediento: estas dos son complementarias y se refieren a la ayuda que podemos dar en alimentos o en dinero a los necesitados, los bienes que posemos provienen de Dios. Y debemos responder a Dios por estos y por el uso que le hayamos dado.
Dios nos exigirá de acuerdo a lo que nos a dado: parábola de los talentos Mt 25, (14-30).
A quien mucho se le da, mucho se le exigirá Lc12 (48). Esta exigencia se refiere tanto a lo espiritual como a lo material.
Dar posada al peregrino: Recibir a alguien en nuestra casa, no por pura hospitalidad de amistad o familia, sino por alguna verdadera necesidad. Algunos han ayudado a ángeles bajo formas humanas: Abraham y Lot le sucedió esto.
Esto lo recuerda posteriormente San Pablo: No dejen de practicar la hospitalidad, pues algunos dieron alojamientos a ángeles sin saberlo, Heb. 13(2).
Vestir al desnudo: En esta obra de misericordia no solo debemos dar lo que nos sobra y no nos es útil sino también lo que nos sirve.
Socorrer a los presos: esto implica visitar a los presos y dar ayuda material y espiritual (para ayudarlos a enmendarse ser personas útiles y de bien cuando termine el tiempo asignado por la justicia).
Enterrar a los muertos: El más famoso muerto enterrado y en una tumba que no era propia fue el mismo Jesucristo. José de Arimatea facilito una tumba de su propiedad. Pero no solo eso, sino que tuvo que tener valor para presentarse a Pilato y pedir el cuerpo de Jesús. Jn19, (38-42).
No siempre las obras, se encuentran contenidas en nuestra vida de Fe o de espiritualidad. El hombre suele tomar decisiones impulsadas por la vanidad sobre todo cuando se trata de la belleza física. En época en que vivimos tiene un gran protagonismo en nuestras vidas ejemplo: si soy gorda o muy flaca, no tengo busto o mi cola es chata etc.
Entonces buscamos mejorar nuestra apariencia atreves de cirugías estéticas. Donde en este punto tenemos que hacer una diferenciación entre las reconstructivas y estéticas.
En la primera como su nombre lo indica, intenta recuperar una función o aspecto de alguna parte del cuerpo que por diferencia genética, accidente o enfermedad se han deteriorado o perdido. Eje: labio leporino, reconstrucción de una parte de la piel, por quemadura o accidente. Con respecto a esta clase de cirugía el parecer moral de la iglesia es sumamente favorable.
El ser humano es la obra maestra de Dios, recordemos lo que nos dice en Gn. 1(16-27): Hagamos al hombre a nuestra imagen. El tendrá poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre los que se arrastran por el suelo. Cuando Dios creo al hombre, lo creo a su imagen, varón y mujer los creo.
Tratamos constantemente de transformar nuestro cuerpo y día a día vamos por más. Siguiendo un modelo de belleza pasajero.
A través de este deseo llenamos nuestro cuerpo de siliconas y botox y vaciamos nuestra alma de Dios. Provocando un alejamiento y desprotección de un padre amoroso que nos ama.
El planteamiento correcto o la pregunta adecuada seria: ¿es válido para un católico realizarse una cirugía estética sin otro fin que mejorar el aspecto físico?, me parece que la respuesta a esta pregunta la encontramos en el Nuevo Catecismo de la Iglesia: “la vida y la salud física son bienes preciosos confiados por Dios. Debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las necesidades de los demás y el bien común”.
(Nº 2288).La moral exige el respeto de la vida corporal, pero no hace de ella un valor absoluto. Se opone a una concepción neopagana que tiende a promover el culto del cuerpo, a sacrificar todo a el, a idolatrar la perfección física. Semejante concepción, por la selección que opera entre los fuertes y los débiles, puede conducir a la perversión de las relaciones humanas.( Nº 2289).
Primer lugar la persona debe estar emocionalmente estable y contenido, no depositar falsas expectativas en la operación (tales como recuperar una pareja, o tener más éxito laboral o en las relaciones interpersonales).
Así que ten mucho cuidado pues el problema principal muchas veces es que hay personas que hacen de su físico un ídolo más y terminan sufriendo por vivir de su imagen y no cuidan su imagen de Dios que ya tienen…y es gratis.
Es por esto que cuando pensamos en realizarnos una cirugía estética solamente para vernos más lindos, no solo en el rostro sino en el cuerpo también, nos convertimos en personas vanidosas.
¿Qué es la vanidad?
Es un tipo de arrogancia, engreimiento, una expresión exagerada de la soberbia. En algunas enseñanzas religiosas se lo considera como una forma de idolatría, en que la persona en función de sus deseos y actos mundanos rechaza a Dios en su vida cotidiana. Las historias de lucifer y narciso (de donde se ha sacado el termino narcisismo) son ejemplos de lo que puede llegar a ser un completo vanidoso. Es considerado uno de los siete pecados capitales.
La belleza y la salud no son eternos; son pasajeros, son vanos. El confiar y depender de factores superficiales, externos y pasajeros constituyen la idolatría a la vanidad.
Aunque la vanidad se asocia con las mujeres los hombres también son vanidosos. Prov. 31(39) “Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la mujer que respeta al Señor merece alabanza.